¿ES UNA ABEJA? ¿ES UNA HORMIGA? NOOO... ES LA HORMIGABEJA
La «hormigabeja», descubierta en el desierto de Utah. Los machos de dos nuevas especies de abejas del desierto se parecen mucho a las hormigas y son completamente diferentes de sus compañeras las abejas.
La disminución de las poblaciones de abejas en todo el mundo es uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la comunidad científica, ya que la polinización de los insectos es fundamental para el desarrollo de las plantaciones y, por lo tanto, para la alimentación de innumerables especies, incluida la nuestra. Sin embargo, numerosas especies de abejas permanecen aún sin ser descubiertas.
Zach Portman, entomólogo de la Universidad Estatal de Utah en EE.UU. estudia un grupo diverso de abejas solitarias del desierto que no son importantes polinizadoras de cultivos agrícolas, pero que cumplen un papel fundamental en los ecosistemas naturales del suroeste de Estados Unidos, incluyendo las dunas de arena del famoso Valle de la Muerte en California.
En total, Portman ha descubierto nueve nuevas especies del género Perdita, un hallazgo inesperado que incluye unos curiosos machos muy parecidos a las hormigas en dos de las especies, completamente diferentes en apariencia de sus compañeras.
«No está claro por qué estos machos tienen esta forma única, pero podría indicar que pasan mucho tiempo en el nido», dice Portman. «Podemos encontrar más información a medida que aprendemos más sobre su biología de anidación».
La reina de las hadas
Algunas de estas abejas, que se encuentra exclusivamente en América del Norte, han recibido nombres científicos inspiradas en personajes de Shakespeare, como «Titania», llamada así por la reina de las hadas de «El sueño de una noche de verano». Difíciles de alcanzar y diminutas, Portman pudo seguirlas por la pista de sus sombras animadas bajo la luz del sol del mediodía.
«Su actividad durante la parte más caliente del día puede ser una forma de evitar a los depredadores», dice el investigador. «Parece que son unas importantes polinizadoraes de plantas del desierto» del género de las Tiquilia, que crecen cerca del suelo y cuentan con hojas peludas y pequeñas flores azules en forma de trompeta.
«Al igual que las abejas, las flores de Tiquilia son muy pequeñas», señala Portman. «Las abejas deben meterse en las largas y estrechas corolas y mojar sus cabezas en las flores para extraer el polen».
Las abejas hembra utilizan el polen recogido de las flores para construir un suministro para alimentar a sus crías. Una vez que han completado una disposición de polen, las abejas ponen sus huevos allí y dejan a sus hijos a valerse por sí mismos.
Una cesta de pelos
Las abejas han desarrollado una adaptación especial con pelos en forma de gancho, que les permiten recoger el polen cuando se sumergen en una flor, como si llevaran una cesta. «Todavía no sabemos si las abejas utilizan sus patas para recoger el polen en el cesto o si simplemente lo recogen usando sus cabezas», reconoce el entomólogo. «Todavía hay muchas incógnitas».
Portman cree que entender más sobre estas adaptaciones entre las abejas y las flores que polinizan puede ser fundamental para la preservación de su entorno. Más allá de su papel como polinizadoras, las abejas son interesantes desde el punto de vista ecológico y evolutivo, debido a sus adaptaciones a hábitats áridos y los patrones de color de alto contraste.
«Algunas abejas cuentan con rayas y otras tienen manchas que podrían ser pautas de camuflaje o una forma de mimetismo», describe el investigador. «Estas son las características que todavía estamos explorando».
Fuente: ABC