EL CAMBIO CLIMÁTICO PODRÍA ESTAR 'ENCOGIENDO' A LOS RATONES
Existe una hipótesis (aún controvertida) que pone directamente en relación el tamaño de los animales con el clima de la región en la que viven. Se denomina la Regla de Bergmann (propuesta por Carl Bergmann, un biólogo alemán del siglo XIX), que establece que las especies de sangre caliente tienden a ser más grandes en climas fríos y más pequeñas en climas cálidos.
Se ha observado que las aves y los mamíferos en las regiones frías son más voluminosos que los individuos de la misma especie en las regiones cálidas. Se trataría de un mecanismo adaptativo para conservar o irradiar calor corporal en función del clima.
Por tanto, cabe pensar: en un escenario de calentamiento global, ¿evolucionarán las especies hacia ejemplares cada vez de menor tamaño? Esta es la pregunta que se hicieron varios científicos de la Universidad de Florida, que han publicado sus conclusiones en Scientific Reports.
En concreto, el equipo se centró en el ratón ciervo norteamericano, Peromyscus maniculatus, uno de los mamíferos más comunes en Estados Unidos. Además, es el roedor mejor documentado en las colecciones de museos.
Sus hallazgos indican que los ratones ciervos en climas más fríos tienden a ser más largos y tienen una mayor masa corporal, lo que es consistente con la regla de Bergmann. A medida que la temperatura cambia, la masa corporal de los ratones disminuyó, lo que también se alineó con la hipótesis de los investigadores. Sin embargo, a medida que aumentaban las precipitaciones, los investigadores esperaban un aumento en la masa corporal del ratón debido al impulso que la lluvia puede dar a los recursos de alimentación. En cambio, para este escenario, la masa corporal también disminuyó.
El estudio, además, dio con un resultado sorprendente: las poblaciones de ratones ciervos de cuerpo más grande se están haciendo más pequeñas; mientras que las de cuerpos más pequeños se están haciendo más grandes.
Las áreas urbanas son significativamente más cálidas que el paisaje rural circundante, un fenómeno conocido como ‘efecto de isla de calor urbano’. Según la regla de Bergmann, los ratones deberían ser más pequeños en las zonas urbanas para combatir el calor. Pero como la comida y la basura humana abundan en las ciudades, los ratones podrían crecer al aprovechar ese suministro constante de combustible.
Los datos mostraron que a medida que aumentaba la densidad de población humana, las poblaciones de ratones ciervos tendían a retener la misma masa corporal, pero se acortaban en longitud. Esto podría indicar que el efecto de isla de calor urbana supera el beneficio de un sinfín de recursos alimenticios, o simplemente que los ratones más cortos se esconden mejor de los humanos.
El equipo ahora centrará su atención en analizar los cambios en el tamaño del cuerpo para el resto de los mamíferos.
Como apuntábamos al inicio del artículo, el tamaño corporal es una característica física particularmente importante en los animales de sangre caliente porque ayuda a mantener la temperatura corporal adecuada para funciones biológicas como el metabolismo y la transferencia de calor.
Los animales de cuerpo más grande tienen menos superficie corporal, lo que libera calor, en relación con el volumen de sus cuerpos, por lo que pueden hacer frente al frío mejor que sus parientes de cuerpo más pequeño. Debido a que el tamaño corporal afecta la termorregulación, los cambios en el tamaño corporal podrían influir en la resistencia de los animales al cambio climático. Incluso en mamíferos pequeños, un cambio menor en la masa corporal podría tener consecuencias realmente importantes para optimizar esos equilibrios de energía.