LA ANIQUILADORA MÁS RÁPIDA QUE UN PARPADEO
Su mordedura dura solo medio milisegundo, 700 veces más rápido que el parpadeo del ojo humano. Para ver la acción, los investigadores filmaron a las hormigas con una cámara de alta velocidad, capturando 50.000 fotogramas por segundo.
Es una aniquiladora nata. Aparece con sus ojos abultados y un par de cuchillas detrás de su cabeza que se cierran en un instante sin que sus víctimas tengan ninguna oportunidad. No hay salida, las presas no pueden reaccionar ante la inusitada velocidad con la que esta hormiga del género Myrmoteras cierra sus mandíbulas sobre ellas, nada menos que en medio milisegundo, 700 veces más rápido que el parpadeo de un ojo humano. Y a presión.
Científicos del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian describen cómo es este mordisco letal único en la revista Journal of Experimental Biology, un sistema que la especie ha desarrollado de una manera «completamente independiente».
Las Myrmoteras entran en la clasificación de hormigas de mandíbula trampa, por la posición y el uso de sus apéndices. Viven en los trópicos del sudeste asiático, donde se alimentan principalmente de colémbolos, pequeños artrópodos repartidos por todos los continentes que se lanzan al aire como pulgas cuando detectan una amenaza. «Estas hormigas rara vez se ven en la naturaleza y son casi imposibles de mantener vivas en el laboratorio», explica Andy Suárez, profesor de entomología de la Universidad de Illinois y uno de los responsables de la investigación.
Hasta que encuentran a sus presas, las hormigas mantienen sus largas y esbeltas mandíbulas listas, abiertas a un ángulo de 280 grados. Cuando se liberan, se cierran en una fracción de segundo.
A 80 kilómetros por hora
Nadie sabía con anterioridad lo rápido que se mueven las mandíbulas de las Myrmoteras, pero según el nuevo estudio, la mordedura dura solo medio milisegundo, 700 veces más rápido que el parpadeo del ojo humano. Para ver la acción, los investigadores filmaron a las hormigas con una cámara de alta velocidad, capturando 50.000 fotogramas por segundo. De esta forma, calcularon que estos insectos cierran sus mandíbulas a una velocidad de 80 kilómetros por hora.
Aunque parezca increíble, hay otras hormigas aún más rápidas. Las mandíbulas de las hormigas de Odontomaque, distantemente relacionadas, alcanzan el doble de la velocidad de las Myrmoteras, haciendo de sus mordiscos uno de los movimientos de animales más rápidos jamás registrados. Esas hormigas aún más rápidas son conocidas por usar sus mandíbulas con muelles no sólo para atrapar a sus presas, sino también para evitar el peligro. Pero las Myrmoteras no parecen necesitar tanta velocidad. «Sólo necesitan ser más rápidas que las criaturas que están tratando de comer, y sus mandíbulas son muy rápidas para capturar colémbolos», explica Suarez.
Durante la investigación, los científicos utilizaron microtomografía computarizada (micro-CT), un sistema de imágenes tridimensional que utiliza rayos X para visualizar las estructuras internas de pequeños especímenes, para observar a las hormigas. Esto les permitió reconstruir un modelo de cómo funcionan las mandíbulas.
Como un muelle
Fredrick Larabee, investigador del Smithsonian y autor principal del estudio, detectó una característica de la articulación mandibular de la hormiga que permite que sus mandíbulas se cierren. Antes de la mordedura, un lóbulo en la parte posterior de la cabeza de la hormiga se comprime, probablemente actuando como un muelle cargado con energía potencial. Luego, un músculo de contracción rápida libera las mandíbulas y la energía almacenada, ejecutando el mordisco.
«Lo que es interesante es la disposición de los músculos y cómo las mandíbulas abiertas son completamente diferentes de otras hormigas de mandíbula trampa que se han estudiado», explica Larabee. «Parece que es una evolución completamente única de este sistema».
Fuente: Periódico ABC