LA ARAÑA COLONIZADORA: MEJOR SOLA QUE ACOMPAÑADA
Una araña que busca emigrar a un ambiente diferente tiene entre 3 y 4 veces más probabilidades de sobrevivir si va por sí misma que si va formando parte de un grupo.
"Este es un resultado bastante sorprendente, que rompe con las intuiciones largamente mantenidas de que moverse como un grupo mejoraría las tasas de supervivencia (para los organismos sociales)", dijo Jessica Purcell, profesora asistente de entomología de la Universidad de California, Riverside, coautor de un trabajo recién publicado sobre el tema.
Una posible razón de que las arañas individuales vayan mejor que los grupos es que los individuos solitarios que entran en una colonia existente son menos propensos a deshacerse de los "rasgos de la colonia" que determinan la supervivencia de la misma. En este caso, el rasgo que parece ser más importante en la determinación de la supervivencia de las colonias es mantener la mezcla correcta de "tipos de personalidad" dóciles frente a agresivos dentro de la colonia. Los investigadores de este estudio planean realizar pruebas adicionales para distinguir entre esta y otras posibles causas de este patrón.
La adaptación local de los animales ha sido durante mucho tiempo uno de los temas centrales en la ecología y la evolución, porque los rasgos adaptados y especializados pueden permitir que las especies se expandan a nuevos ambientes, lo que a su vez puede ayudar a promover la diversificación.
La investigación se centró en la especie Anelosimus studiosus, que se encuentra en las zonas templadas y tropicales en América del Norte y América del Sur. Es una de las 30 especies de araña, de las más de 40.000 que se conocen, que tiene un comportamiento social, lo que significa que vive a largo plazo con otros miembros de la misma especie.
Los investigadores recolectaron arañas de 4 lugares de Tennessee y Virginia, y los llevaron al laboratorio para determinar su tipo de personalidad, dócil o agresiva. Utilizaron varios métodos para probar los tipos de personalidad de las arañas, incluyendo si las arañas se agrupan con otras arañas o se aíslan como solitarios agresivos, con qué rapidez las arañas atacan a las presas, cómo reaccionan cuando están perturbadas, etc.
Después de determinar el tipo de personalidad y marcar individualmente a las arañas, estas fueron devueltas al campo y monitoreadas durante tres meses bajo los tres escenarios que los investigadores estaban estudiando.
Estos escenarios fueron:
- Arañas individuales colocadas en un ambiente extraño.
- Arañas individuales con sus colonias nativas colocadas en un ambiente extraño.
- Arañas individuales colocadas en una colonia preexistente en un ambiente extraño.
Mientras que los investigadores encontraron variaciones en las tasas de supervivencia basadas en si se traplantaba aun individuo o a un grupo de individuos, por el contrario descubrieron que la personalidad individual no afectó a dichas tasas de supervivencia por su cuenta. Las arañas que se trasladaban a través de ambientes contrastantes con sus grupos, estaban casi condenadas a perecer junto con sus compañeros de colonia, en los eventos de extinción de colonias. Mientras que las arañas que se movían solas a través de entornos, sin importar si se unieron o no a grupos preexistentes, tenían tasas de supervivencia similares a las de las arañas nativas.
Los investigadores concluyen que una incompatibilidad entre los "rasgos de la colonia" de la colonia inmigrante, y los "rasgos de la colonia" favorecidos en el nuevo lugar al que emirgran es probablemente responsable de estos hallazgos. Una de las implicaciones de estos descubrimientos es que la selección contra determinados "rasgos de la colonia" puede impedir que los inmigrantes se muevan a través de ciertos ambientes, lo que podría crear las condiciones adecuadas para la especiación.
El artículo, publicado en la revista Animal Behavior, se denomina "El contexto social, pero no la personalidad individual, altera la viabilidad de los inmigrantes en una araña con estructura social mixta". Además de Purcell, los otros autores son Spencer Ingley (Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill), Jonathan Pruitt (Universidad de California, Santa Bárbara) e Inon Scharf (Universidad de Tel Aviv).
Fuente: pctonline