Plagas de otoño: capítulo III. Roedores y cucarachas.
Durante el otoño (el de verdad, no el "veroño" que hemos tenido estas semanas) los roedores y cucarachas se convierten en nuestros vecinos no deseados más habituales que pueden generar problemas para la salud. Un correcto mantenimiento, así como una prevención adecuada a cargo de las empresas especializadas en el control de plagas, impedirán que estos animales se instalen cómodamente y formen una amplia familia que crecerá exponencialmente, pudiendo provocarnos, además, un buen susto.
Estas invasiones suelen producirse por las conexiones con el suelo y subsuelo, a través de sumideros, cables o tuberías. De ahí que los técnicos en control de plagas centren sus trabajos en los contadores, cuartos de basuras, patios, calderas, desvanes, cámaras de aire, etc.
Para evitar esta incómoda compañía, la clave está en la prevención, ya que es la única manera de evitar las condiciones que favorecen su entrada, anidamiento, proliferación y diseminación.
Las inspecciones visuales de los técnicos (normalmente cada dos o tres meses) permiten conocer la existencia o no de plagas y realizar un adecuado plan de actuación en caso necesario.
Las medidas adoptadas (químicas, no químicas o una combinación de ambas, que suele ser lo más habitual) evitarán una reinfestación. Porque estos molestos inquilinos causan problemas económicos, de salud y también psicológicos.
Sólo en caso de que la plaga haya proliferado por el bloque de viviendas se utilizarán productos químicos. Los biocidas que se pulverizan tienen un plazo mínimo de seguridad de 12, 24 o 48 horas, aunque hay otros que no precisan de este margen.
Estudios demuestran que por cada cucaracha que sale a la luz en las viviendas, hay más de 200 escondidas, ya que su reproducción es muy rápida. Además, indican que la mayoría de las plagas huyen del ojo humano, por lo que, en muchas ocasiones, sólo son detectadas por los especialistas.
Es recomendable no sólo tapar todas las grietas u oquedades, sino también impedir que los animales encuentren alimentos y que haya un alto nivel de humedad.
Visitas cada dos o tres meses
Pero, ¿cuál es el trabajo real de los técnicos? El profesional debe conocer las características de cada especie. Así, busca indicios y rastros de que vivan o hayan existido animales en sus rincones, a través de restos biológicos como excrementos o nidos. Además, en los lugares clave se colocan cebos de
efecto retardado para que el animal acabe muriendo tras comer en varias ocasiones.
Con estas medidas no suelen proliferar plagas. Pero, en caso de que el técnico encuentre algún cadáver, además de avisar al responsable, deberá buscar el foco de anidamiento, en especial, en la estructura del edificio.
España es probablemente el país de Europa con más regulación sobre el control de plagas. Asimismo, la formación de los técnicos e, incluso, las instalaciones y los vehículos de cada compañía que se dedica a esta actividad deben cumplir unas determinadas pautas. Con tanta preparación y nivel
de exigencia, ¿por qué estas plagas son tan comunes en las comunidades de propietarios, centros comerciales, etc.? Quizás una razón es la mala costumbre de curar antes que prevenir; es decir, solucionar el problema antes que evitar su aparición.
Por todas estas razones, siempre recomendamos dejar en manos de nuestros profesionales del control de plagas asociados a ANECPLA