AVISPAS QUE RECONOCEN A LOS CARADURAS
Aunque normalmente son capaces de distinguir a los enemigos de los miembros de su nido por su olor, algunas avispas del sudeste asiático también pueden recurrir a su vista buscando el mismo propósito. Dependiendo de las situaciones, estos impresionantes insectos pueden llegar a destacar un sentido sobre el resto, para expulsar mejor a los intrusos, demostrando unas extraordinarias capacidades sensoriales y de comportamiento, sorprendentes para un animal dotado de tan pequeño cerebro.
Tan diminutos como pero bien equipados, así son sorprendentemente algunos insectos. Un claro ejemplo de ello es una pequeña avispa que vive en grupos en las selvas tropicales de Malasia, que es capaz de diferenciar visualmente los miembros de su grupo de los intrusos. La Liostenogaster flavolineata suele recurrir normalmente a su olfato, sin embargo prioriza la visión para minimizar la intrusión de enemigos basándose en su aspecto facial, según indica un estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B.
Las colonias de Liostenogaster flavolineata están a veces compuestas de decenas de nidos distintos, así que son frecuentes las ocasiones en las que puede aterrizar en su domicilio un intruso para poner sus huevos o robar alimento. Ya se sabía anteriormente que cada nido está cubierto por una mezcla de hidrocarburos cuticulares similares a los que se encuentran en la cutícula de sus residentes. Por lo que las jóvenes avispas aprenden a reconocer “el olor del hogar” y lo utilizan de referencia olfativa para discriminar cada individuo con el que se topan. En cuanto a la Polistes fuscatus, otra especie estudiada, también es capaz de aprender en el transcurso de su vida a distinguir sus congéneres de otras especies de avispa.
Ver u oler, depende de los casos
En el presente artículo, el reconocimiento visual y el reconocimiento olfativo se estudian por primera vez conjuntamente en la Liostenogaster flavolineata. Los científicos descubren primero una eficacia relativa de los modos sensoriales: los indicios visuales solos provocan un aumento de ataques erróneos sobre miembros del grupo. Sin embargo, estas falsas alarmas son rápidamente detenidas y no provocan heridas graves a las víctimas. A su vez, los indicios olfativos presentados aisladamente aumentan los errores de diagnóstico llevando a la aceptación de enemigos dentro del propio grupo. Así que, con objeto de minimizar la entrada de intrusos, y siempre que los estímulos visuales y químicos están disponibles al mismo tiempo, las avispas guardan en la memoria prioritariamente el aspecto facial de los individuos con los que se cruzan, sin tener en cuenta los indicios olfativos.
“Estas avispas pueden utilizar a la vez el reconocimiento facial y el olor para determinar si otra avispa es amiga o enemiga”, puntualiza David Baracchi, investigador en la universidad de Londres y autor principal del artículo. “Desgraciadamente, ni la vista ni el olfato son infalibles, añade, de manera que no parecen tomar ningún riesgo y atacan todo individuo cuya cara no reconocen”. Estos resultados, que amplían los datos sobre las capacidades cognitivas y comportamentales de este insecto, quizás sirvan para desarrollar aplicaciones tales como los robots miniaturas o los programas informáticos de reconocimiento facial.
Fuente: Andréa Haug, Futura Sciences.