El parásito de la malaria "se las sabe todas"
Muchos parásitos necesitan de, al menos, otras dos especies para su supervivencia: una necesaria para su transmisión y otra, para su reproducción. Es el caso, de los parásitos causantes de la malaria, que necesitan y de un insecto para su transmisión, el cual suele ser un mosquito, y de un animal de sangre caliente para su reproducción, Esto abre la posibilidad de interacciones aún más complejas de lo normal entre el parásito y las especies que necesita para sobrevivir. En el Centro de Ecología Funcional y Evolutiva (CEFE) de Montpellier (Francia) han descubierto los motivos que “acelera” a este parásito. Mira más detalles.
“La capacidad del parásito de movilizarse en cuanto detecta la presencia de mosquitos en el ambiente…”, es la evidencia descubierta por investigadores del Centro de Ecología Funcional y Evolutiva (CEFE) y de la unidad de Enfermedades Infecciosas y Vectores, Ecología, Genética, Evolución y Control (MIVEGEC) de Montpellier, al infectar por malaria aves de la familia de los fringílidos (canarios).
¿Podrían las picaduras de mosquitos sanos despertar los parásitos Plasmodium que dormitan en su huésped y acelerar la transmisión de la malaria?
La hipótesis es defendida desde hace varios años por los epidemiólogos que se interesan por la rapidez de las epidemias de malaria relacionadas con la presencia de mosquitos, pero nunca pudo ser realmente demostrada. “Se llevaron a cabo dos en ratones con resultados contradictorios” narra Sylvain Gandon, investigador CNRS en epidemiología evolutiva en el CEFE. “Y además en el hombre es sumamente difícil, principalmente desde un punto de vista ético, seguir los efectos de una estimulación de las picaduras de mosquitos sobre la transmisión de parásitos.” Así fue cómo los investigadores optaron por estudiar el ciclo vital completo de un parásito que transmite la malaria a las aves de nuestras latitudes (estornino, gorrión, pato, etc.) y que puede vivir aletargado en su huésped durante meses.
Los científicos de dicho estudio infectaron canarios con el parásito Plasmodium relictum, responsable de la malaria, y esperaron a que este parásito entrara en letargo. Luego expusieron puntualmente las patas de estos pájaros a las picaduras de mosquitos sanos Culex pipiens. Después del festín, se disecaban las hembras repletas de sangre para comprobar si su estómago contenía o no ovocitos del Plasmodium. “El primer día, las hembras mosquitos no estaban infectadas porque en la fase crónica de la enfermedad pocos parásitos circulan por la sangre de las aves, explica Sylvain Gandon. Sin embargo, 3 días y 6 días después de las primeras picaduras de mosquitos, las hembras alimentándose de las mismas aves empezaban a estar infectadas. Los parásitos habían salido de su estado de letargo”. Como si, para optimizar su transmisión, los parásitos se despertasen a la llamada de las picaduras de mosquito. Una estrategia plástica que parece, como lo desvela el modelo matemático desarrollado por el equipo científico, particularmente adaptativa en regiones sujetas a fuertes fluctuaciones estacionales.
En el hombre, ciertos parásitos como Plasmodium vivax también son capaces de entrar en letargo en las células del hígado durante varios meses, incluso años, antes de desencadenar una crisis de paludismo en el huésped. Es primordial comprender los mecanismos que provocan el despertar de estos parásitos para mejorar la atención terapéutica relativa a esta enfermedad. Máxime cuando otros microorganismos, como el virus del herpes o el del sida, por ejemplo, adoptan el mismo tipo de estrategias.
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