Fiebre del Valle del Rift, salvados por el estrecho
La fiebre del valle del Rift (FVR) es una enfermedad transmitida por vectores, causada por un Phlebovirus del mismo nombre, que puede producir enfermedad grave tanto en humanos como en rumiantes domésticos.
La FVR aparece por primera vez en Kenia en 1931, y durante muchos años se mantuvo limitada al continente africano. Se ha producido una reciente expansión de la circulación viral, tanto a Oriente Próximo (Arabia Saudí y Yemen), como hacia el norte de Mauritania.
La FVR se considera un desafío en el control global de las enfermedades zoonóticas, debido al elevado número de especies de vectores competentes en regiones libres de la enfermedad, a la intensificación del comercio internacional con animales vivos y a los efectos inciertos del cambio climático. La FVR se ha identificado como una arbovirosis prioritaria con potencial de emergencia en nuevos territorios, entre ellos los países europeos y de la cuenca mediterránea, donde se recomienda reforzar la vigilancia y las medidas de preparación.
España, por su ubicación geográfica y sus condiciones medioambientales, es un enclave de especial interés dentro de Europa, por lo que se considera necesario realizar una evaluación del riesgo de introducción y persistencia de la FVR en nuestro país.
La fiebre del Valle del Rift (FVR) afecta fundamentalmente a los animales domésticos, ocasionando altas tasas de morbilidad y mortalidad. En los humanos, aunque la mayoría de las infecciones son asintomáticas o se asocian a una clínica leve, un porcentaje variable, entre el 3 y el 20% de los pacientes, pueden presentar la forma grave de la enfermedad, ya sea la máculo-retiniana, la encefalítica o la hemorrágica. El mecanismo más frecuente de transmisión a los seres humanos es el contacto directo o indirecto con sangre u órganos de animales infectados. Sin embargo, la transmisión vectorial también es posible.
El riesgo actual de introducción de la FVR en España es muy bajo, ya que no está permitida la importación en la Unión Europea de animales vivos procedentes de ningún país de África ni de Oriente Próximo y la distancia entre el territorio español y el punto más cercano donde hay constancia de circulación del VFVR, en Mauritania, es lo suficientemente grande como para limitar el riesgo de introducción por el desplazamiento de mosquitos infectados. Sin embargo, el riesgo de introducción del VFVR en los países del norte de África, como Marruecos, se considera elevado y, en caso de que hubiera circulación viral en esta zona, el riesgo para España aumentaría. Esto se debería fundamentalmente a la posibilidad de desplazamiento de vectores infectados mediados por el viento, aunque tampoco se podría descartar el riesgo de introducción por movimientos ilegales de animales, principalmente con motivo de la Festividad musulmana del Sacrificio. Andalucía y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se consideran las zonas de España de mayor riesgo de introducción del VFVR.
Las condiciones ambientales presentes en España son apropiadas para el establecimiento del VFVR, en caso de que el virus llegara a introducirse. Existen potenciales vectores ampliamente distribuidos por la geografía española. La gran cantidad de humedales y de zonas inundables, así como las amplias zonas y largos periodos del año de elevadas temperaturas, favorecerían también la transmisión.
Las elevadas densidades de cabaña ganadera en nuestro país garantizarían la presencia de huéspedes susceptibles. Otros factores, como el cambio climático, podrían aumentar la vulnerabilidad de nuestro territorio.
Un potencial brote de FVR en España supondría un problema de salud pública por el impacto en términos de morbi-mortalidad. Además, el impacto económico sería muy destacado, asociado principalmente con los efectos en la industria ganadera.
La vigilancia, prevención y control de las arbovirosis en España requiere un abordaje integral y multidisciplinar, en el que se fortalezca la coordinación entre los sectores de salud humana, animal y ambiental y la evaluación del riesgo a nivel local. Se recomienda reforzar la preparación mediante el desarrollo de un Plan Integral frente a arbovirosis, mantener la vigilancia animal frente a la FVR, establecer vigilancia entomológica en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, y promover la comunicación del riesgo en las áreas de mayor riesgo de introducción.