LOS BEBÉS HORMIGAS "HABLAN" DESDE SU MÁS TIERNA INFANCIA
La emisión de sonidos es, el único modo de comunicación de que disponen las ninfas para hacer saber a sus nodrizas que tienen demasiado calor o que el aire es demasiado húmedo.
Las hormigas no se comunican únicamente entre ellas emitiendo sustancias químicas, las famosas feromonas. Algunas especies patalean. Otras estridulan mediante la fricción de una parte áspera de su cuerpo contra otra parte estriada. Lo que se acaba de descubrir es que los insectos adultos no son los únicos en producir sonidos. También las ninfas se comunican de esta manera aunque son todavía incapaces de desplazarse. Se atribuye la demostración a un equipo de investigadores de las universidades de Oxford y de Turín. Su estudio fue publicado en la revista Current Biology.
Como estos sonidos emitidos pertenecen a las frecuencias audibles, se pueden oír las estridulaciones de determinadas especies encerrándolas en una caja de plástico actuando como caja de resonancia, indica Alain Lenoir del Instituto de investigación sobre la biología del insecto de Tours (Francia). Los micrófonos minúsculos permiten ahora grabar estas discretas y entrañables estridulaciones que demuestran una vez más la extraordinaria complejidad de la comunicación en los insectos sociales.
“Una señal de alarma o de auxilio”
Los investigadores británicos e italianos constataron que los sonidos producidos por una hormiga en su fase de ninfa y los de una obrera adulta de la especie M. scabrinodis tienen las mismas frecuencias y la misma intensidad. La diferencia reside en el ritmo: la ninfa tiene mucho menos pulsaciones porque todavía está atrapada en sus “pañales” de esclerotina en el interior de los cuales va tomando forma poquito a poco. Al mover la parte inferior de su abdomen contra un pequeño aparato estridulador la ninfa se hace oír. “Necesita mucha energía para mover su abdomen y por eso el ritmo es más lento”, recalca Alain Lenoir.
“La ninfa no está todavía lo suficientemente desarrollada para secretar substancias químicas y la acústica es su único modo de comunicación con la colonia”, subrayan los investigadores en su artículo. Si bien es verdad que las hormigas son sordas, perciben sin embargo las vibraciones por el suelo. Mediante sus estridulaciones, las ninfas piden auxilio a las adultas. “Es una señal de alarma y de socorro” explica Alain Lenoir. “Hacen saber que en el interior del nido tienen demasiado calor o que el aire es demasiado húmedo y que quieren que se las cambien de sitio”. Las obreras adultas reconocen que la ninfa pertenece a su colonia porque sus secuencias sonoras están emparentadas.