Nunca duermes solo
Tras meses de importantes lluvias y con las altas temperaturas estivales, la afluencia de mosquitos, que se montan un festín cada noche con la sangre de miles de españoles, se hace más que evidente verano tras verano.
Prevenimos de una plaga que supone graves enfermedades para el ser humano fuera de las leves molestias que suponen sus picaduras, como puede ser el dengue o la malaria.
Las noches de verano pueden ser magníficas para salir por la calle, la luna, las estrellas más brillantes y cercanas, … Eso, siempre y cuando los mosquitos no se interpongan en nuestro camino. ¿Cuántas veces nos habremos sentido como caramelos humanos a merced de esos pequeños vampiros chupasangre y fundadores de picaduras molestas en nuestra piel?
Este verano se está intensificado la presencia de mosquitos, ya que durante la primavera se han producido bastantes lluvias, lo que sumado a las altas temperaturas ha creado el hábitat idóneo para su estacionamiento. Las zonas de mayor afluencia son las de humedales, lagos, ríos y charcas y toda el área mediterránea, donde estos insectos pueden incubar sus huevos, que eclosionan con el calor.
Nos pican y nos hacen pequeñas ronchas que no paramos de rascar, pero esa es una nimiedad comparada con el peligro que esos ataques nocturnos pueden suponer para nuestra salud. Al clásico trompetero, se le suma desde 2004 en Cataluña, la cuenca del Ebro y el área mediterránea el mosquito tigre – Aedes albopictus. Es originario de Asia Oriental, donde es portador de enfermedades como el dengue y la fiebre amarilla y está considerado como una de las 100 especies exóticas más dañinas del mundo.
Por suerte, el peligro no es tan alarmante en España, aunque el Dr. José Mª Ricart, jefe de dermatología de Hospital Quirón Valencia, pone el aviso en todos aquellos que en estas fechas toman la maleta y ponen rumbo vacacional a zonas de alerta de África, Asia o Centroamérica. Imprudencias en viajes transcontinentales como estos han propiciado en las últimas semanas brotes del virus del chikungunya en puntos de la península tan alejados como Cataluña, Madrid y Asturias, a través de turistas infectados recién llegados del Caribe. Esta enfermedad provoca fuertes dolores articulares y es justamente el mosquito tigre que hemos “acogido” en nuestras tierras en los últimos años su principal transmisor. “Si no se hacen controles continuos ni se dan avisos a Sanidad cuando se conocen casos puntuales, enfermedades como la malaria o la fiebre amarilla podrían llegar a convertirse en autóctonas en España”, informa el Dr. Ricart.
Control desde la raíz sin rozar el exterminio
Cuando pensamos en métodos para prevenir las picaduras de los mosquitos enseguida nos vienen a la cabeza las clásicas telas protectoras de las ventanas, insecticidas como la permetrina o la deltametrina, ahuyentadores naturales como la citronela – planta aromática – o repelentes cutáneos como el DEET o la picaridina, que tan solo protegen durante unas horas. Hacemos hincapié en métodos más efectivos y que actúan desde la raíz del problema, los larvicidas acaban con las larvas de los mosquitos que se desarrollan en zonas donde se acumula agua.
Se debe huir de tratamientos "mágicos" como los ultrasonidos para eliminar mosquitos.
“Hay que controlar las plagas, protegernos de ellas, pero sin llegar nunca a caer en la cólera del exterminio”, previene nuestra directora Milagros Fernández de Lezeta. Por mucho que los peligros y molestias que suponen nos pueden incitar a la batalla desde las trincheras, estos dípteros suponen la fuente de alimentación única de muchas aves, reptiles y peces, además de ser unos excelentes polinizadores, por lo que además de ser imposible, con su desaparición caeríamos la mayoría de seres vivos por el efecto dominó. “Debemos procurar mantener un equilibrio entre el ecosistema y nuestro bienestar personal, sin demasiadas alteraciones visibles”.