¿Hay un amigo en mí?
La mariquita se convierte en el escudo de la avispa… y mucho más: esta avispa parasitoide es capaz de controlar una mariquita para hacer de ella un receptáculo para su huevo y utilizarla después como guardaespaldas de su capullo.
Entre todos los motivos de admiración que nos ofrece la naturaleza, destacan las relaciones que pueden establecerse entre un huésped y su parásito. La facultad de determinados parásitos de manipular sus huéspedes en beneficio propio es un tema de estudio recurrente para los biólogos que intentan comprender cómo se desarrollan estos fenómenos.
En la página web de la revista Biology Letters, un equipo franco-canadiense dirigido por Frédéric Thomas en el laboratorio Enfermedades infecciosas y vectores: ecología, genética, evolución y control, presenta un nuevo caso de parasitismo elegido por la avispa Dinocampus coccinellae en detrimento de la mariquita maculada Coleomegilla maculata.
La avispa pone un huevo en el abdomen de ésta y durante el desarrollo larvario (unos 20 días) el parásito se alimenta de sus tejidos. Luego, la larva de la avispa se emerge del abdomen de la mariquita, sin matarla, y empieza a tejer un capullo entre sus patas. Entonces, la mariquita, en parte paralizada, se ve obligada a ejercer el papel de guardaespaldas ¡de este capullo! Este control sería provocado por unas secreciones dejadas por la larva en el momento de su extirpación de la mariquita.
Esta nueva estrategia de manipulación nos deja intrigados a varios niveles: mientras que la inmensa mayoría de las avispas parasitoides matan a su huésped en el momento del desarrollo, la mariquita parasitada por D. coccinellae sigue viva.
La manipulación del comportamiento interviene cuando la larva ha abandonado a su huésped y el 25% de las mariquitas manipuladas recuperan un comportamiento normal después de la emergencia de la avispa adulta. Es un caso muy raro de manipulación de comportamiento reversible.
Asimismo, gracias a estos estudios los investigadores pudieron validar un modelo teórico según el cual los parásitos manipuladores no pueden maximizar a la vez su esfuerzo de reproducción y de manipulación.
Los investigadores evidenciaron una relación negativa entre la duración del periodo de custodia del capullo por la mariquita y la fecundidad de la avispa. Todo ocurre como si la larva de avispa tuviera que “escoger” entre utilizar los recursos de la mariquita para fabricar huevos (que serán disponibles en la edad adulta) o bien invertir los recursos de la mariquita en “días de protección”, evitando agotarla demasiado y manteniéndola viva.