Orugas tratadas como reinas
El parasitismo en el reino animal es más que habitual. Hoy queremos compartir con vosotros la curiosa relación entre este tipo de oruga y las hormigas. ¿Ingenio o caradura?
Penetrar sigilosamente en un hormiguero no es cosa fácil y menos aún quedarse a vivir. Las hormigas defienden ferozmente su territorio. Gracias a numerosas señales químicas y acústicas, saben distinguir los intrusos de los miembros de la colonia. Sin embargo, cerca de 10.000 especies de artrópodos viven dentro de los hormigueros, fuera de los peligros del exterior. Las orugas de las mariposas Maculinea son famosas por burlar la vigilancia de las hormigas utilizando el mimetismo acústico, lo que les permite introducirse en los nidos. Una vez in situ, las orugas adoptan diferentes comportamientos alimentarios. Marco Sala y sus colegas de la Universidad de Turín han estado estudiando la importancia del mimetismo acústico en la estrategia adoptada por estas mariposas para alimentarse.
Las mariposas Maculinea tienen un ciclo de vida complejo. A principio de verano las hembras ponen los huevos sobre unas plantas específicas. Las larvas comienzan por alimentarse de flores, y luego se dejan caer al suelo. Es el principio de la fase llamada “pre adopción”: las orugas mandan señales sonoras que las hormigas Myrmica reconocen. Las hormigas las llevan a su nido y las colocan en las zonas donde están presentes las larvas de las hormigas. Las orugas se quedan ahí entre 11 y 23 meses: es la fase de “post adopción”. Durante este periodo, las orugas adoptan diversas estrategias alimentarias, según su especie. Las orugas M. teleius y M. arion tienen un comportamiento de depredación y se alimentan de las larvas de las hormigas. Se esconden en zonas recónditas del nido y limitan sus contactos con las hormigas cuando se desplazan para alimentarse. Menos agresivas, M. alcon y M. rebeli tienen un comportamiento parecido al del cuco: perfectamente integradas entre las hormigas, son alimentadas por trofalaxis (las hormigas obreras les regurgitan los alimentos), del mismo modo que las crías de cucos son alimentadas como las demás avecillas del nido que parasitan.
Según un estudio reciente las orugas de la especie M. rebeli, con comportamiento de “cuco”, emiten un sonido que imita el de las hormigas reinas. Engañadas por esta señal acústica, las obreras las alimentan. M. Sala y sus colegas quisieron saber si la capacidad de mimetismo acústico tiene efectivamente una relación con el comportamiento de parasitismo – depredador o cuco. Grabaron el sonido emitido por obreras y reinas de la especie de hormiga Myrmica scabrinodis, y luego la señal sonora de las orugas M. alcon y M. teleius – que explotan ambas las hormigas M. scabrinodis – durante las fases de pre-adopción y post adopción.
Durante la fase de pre adopción, las estridulaciones de ambas especies de oruga se parecen a los de una hormiga reina M. scabrinodis. Los sonidos llaman la atención de las obreras que se las llevan al nido. Más sencilla parece ser la adopción para M. alcon que, además, emite señales químicas compatibles con las de las hormigas. Por una razón todavía inexplicada, las señales sonoras de ambas especies de orugas cambian durante el periodo de post-adopción. Las estridulaciones de M. teleius bajan de intensidad mientras que en M. alcon se ven reforzadas. La señal sonora de la segunda se parece aún más a la de la reina hormiga, lo que suscita más atención por parte de las obreras. Al contrario M. teleius, llama muchísimo menos la atención de las hormigas. Una discreción útil a la oruga ya que tiene un comportamiento de depredación: ¡se alimenta de las larvas de sus huéspedes! Queda por comprender por qué las señales sonoras cambian durante la fase de post-adopción. Esas modulaciones podrían deberse a modificaciones de los órganos que emiten las estridulaciones durante la etapa de crecimiento.