LA PRÓXIMA INVASIÓN: LA HORMIGA DE FUEGO
Ha llegado a Europa una de las especies invasoras más problemáticas del mundo, de hecho, no es solo que haya llegado. Ya se habían detectado ejemplares de este animal en productos importados en España, Finlandia y Países Bajos. Lo preocupante es que ahora parecen haberse establecido. Ya no son un puñado de individuos en un paquete perdido, son colonias enteras que horadan nuestro continente y procrean sin descanso. Están entre nosotros y el futuro no es muy esperanzador. Su nombre científico es Solenopsis invicta por algo, porque de su tierra natal, América del Sur, viajó a Centroamérica, Asia y Oceanía para establecerse allá donde tocara tierra y solo hemos logrado erradicarla de Nueva Zelanda, por lo demás, hace honor a su apellido “invicta”.
No es necesario levantar la voz de alarma, pero lo cierto es que la presencia de esta hormiga es un peligro. Por un lado, la mayoría de las especies que saquemos de su hábitat va a causar algún problema al competir con la vida local, incluso cuando no logran establecerse. Competirá con especies de hormigas locales y puede que acabe extinguiendo a alguna, afectando al resto de interacciones en las que estuvieran implicadas. La biosfera es un sistema muy complejo e imbricado y solo por eso ya deberían preocuparnos estas hormigas. No obstante, hay un motivo algo más egoísta y evidente para tener en cuenta: su mordedura es muy dolorosa, tanto que les ha valido el sobrenombre de hormigas de fuego. De hecho, en algunas ocasiones pueden desencadenar reacciones alérgicas y, en casos extremos, shocks anafilácticos que podrían conducir a la muerte. Esto por no hablar de las pérdidas económicas que suponen, porque en EE. UU. afectó al sector de la agricultura generando pérdidas de 6 mil millones de dólares. ¿Existe alguna solución?
Los investigadores del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), un centro conjunto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de España, han encontrado 88 nidos en Siracusa, Sicilia. Todos ellos se encuentran repartidos a lo largo y ancho de unas 4,7 hectáreas. Algunos nidos tienen, aproximadamente, miles de obreras. Y, por si fuera poco, los vecinos relatan picaduras compatibles con esta especie que se remontan a 2019, por lo que llevan, al menos 4 años establecidas. No son cuatro hormigas perdidas, son decenas de colonias que, posiblemente, debido a la situación geográfica de Sicilia, no sean las primeras de Europa. Posiblemente hayan llegado a estos puertos italianos desde otras ciudades marítimas de nuestro continente y, por lo tanto, eso significa que hay nidos en otros lugares que todavía no sospechamos.
Si hay una solución, desde luego, no parece sencilla. Debemos pensar que no somos el primer continente que se enfrenta a ellas y que, salvo Nueva Zelanda, todos han fracasado en su empeño. La parte buena de esta información es que, Nueva Zelanda nos da cierta esperanza. Es verdad que no somos una isla en medio del Pacífico, pero podemos intentar imitar sus medidas. La clave, según parece, estuvo en asignar fondos a inspeccionar sistemáticamente las áreas locales en busca de montículos propios de este tipo de hormigas. Tras ello, desplegaron un plan de erradicación de varios años en cada una de las localidades afectadas. De este modo, eliminaron los nidos y se aseguraron de que no hubiera hormigas supervivientes con capacidad reproductiva. Ahora bien, para eso hay que hacer una inversión y tomarse el peligro en serio, por lo que tal vez debamos echar una mirada al futuro.
Con la distribución de los nidos de Siracusa y algunos datos geográficos y atmosféricos, los expertos han logrado diseñar un modelo que predice la expansión de estas hormigas por Europa. Según estiman, con las condiciones actuales podrían llegar a invadir el 7% de nuestro continente. Puede parecer poco, pero hemos de tener en cuenta que muchos lugares que no son habitables para nosotros, tampoco lo son para estas hormigas, por lo que el porcentaje de ciudades afectadas será mayor. De hecho, los investigadores estiman que, teniendo en cuenta el aumento de las temperaturas producido por el cambio climático, el 50% de las ciudades europeas pueden verse colonizadas por estas hormigas rojas de fuego.
Algunas de las más afectadas podrían ser Roma, Londres, París, Ámsterdam y, por supuesto, un gran puerto mediterráneo como es Barcelona. Siendo realistas, cabe la posibilidad de que ya hayamos sido invadidos sin siquiera darnos cuenta, pero, incluso si estuviéramos limpios, es cuestión de tiempo que la marabunta llegue a la península, y conviene que estemos preparados.
Nada de esto significa que vayamos a ser exterminados por una marea de hormigas rojas de fuego, pero existen peligros médicos y agrícolas que conviene tener en cuenta y la conciencia social será (llegado el momento) el primer paso para que la población ayude a identificar los nidos de esta especie invasora.
REFERENCIAS (MLA): Mattia Menchett, et al., The fire ant Solenopsis invicta is established in Europe. Current Biology [[LINK:EXTERNO|||http://dx.doi.org/10.1016/j.cub.2023.07.036" target="_blank">]]